El 11 de diciembre de 2008, el delegado de Relaciones Institucionales del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos, concedió una subvención de 990.000 euros a la Fundación DeSevilla, gestionada por su compañero de partido Miguel López Adán, para trece proyectos de cooperación directa al desarrollo acordados con organizaciones ideológicamente afines en Cuba, Nicaragua o Colombia, entre otros destinos. ABC se puso inmediatamente a seguir el camino del dinero sevillano hasta averiguar, uno por uno, qué estaba ocurriendo exactamente con esos proyectos. Tras la publicación de numerosas noticias sobre el desconocimiento que se tenía de estas subvenciones en los lugares supuestamente agraciados o la ejecución de los proyectos por parte de otros organismos con anterioridad a la concesión desde Sevilla, el gerente de la Fundación decidió renunciar a la subvención el 28 de marzo de 2011, lo que aprobó la Junta de Gobierno municipal el 20 de abril. Todo el dinero volvió teóricamente a las arcas municipales, pero lo cierto es que DeSevilla ya había pagado algunas facturas. ¿Por qué? ¿De dónde procedían estos documentos? Los concejales del PP entonces en la oposición Beltrán Pérez y Evelia Rincón llevaron al Pleno del Ayuntamiento una y otra vez todas estas supuestas irregularidades. Pero lo máximo que llegó a contestar IU, a través de Carlos Vázquez, fue que todo respondía a la «diabólica» tramitación ante el interventor. Lo cierto es que los proyectos que fueron enumerados en el convenio de 2008 se devolvieron tras el seguimiento que se les hizo, mientras que la subvención de 2009 se firmó sin detallar a dónde iba el dinero públicamente y se ha acabado ejecutando el 60 por ciento. Basta con ver caso por caso la primera de ellas para que cada cual saque sus conclusiones.
El incinerador de Cuba
La subvención otorgada fue de euros para la «adquisición de un incinerador para el Cementerio de Colón en la Ciudad de La Habana». La persona responsable en Cuba era Rolando Carrillo, con quien contactó ABC. Éste aseguró que el asunto del incinerador lo llevaba en la Dirección Provincial de Servicios Comunales su compañero Sergio Luis Aguilera, quien relató a este periódico en febrero de 2009 que «ese incinerador ya lo recibimos e incluso lo hemos instalado, concluimos en diciembre las obras». ¿En diciembre? No parecía lógico que en unos días se diera la subvención, se comprara el incinerador, se enviara a Cuba y se instalara. Entonces Aguilera explicó que el aparato había sido adquirido por ellos y que pagaron 90.000 dólares. Meses después, en agosto de 2010, el subdirector de Servicios Necrológicos de La Habana, Lorenzo Cruz, declaró que se trataba de un donativo que habían recibido de Valencia. De Sevilla jamás habló nadie. ¿Por qué aprobó entonces Torrijos esa subvención? ABC logró hacerse incluso con una factura de un incinerador emitida por una empresa vasca a la Fundación DeSevilla, pero ésta nunca se presentó ante el Ayuntamiento.
Un equipo sanguíneo
Otro de los proyectos que siguió este periódico fue el de la «adquisición de un equipo de analítica sanguínea» para un centro de salud de Usiacurí, en Colombia. El importe era de 5.553 euros y la maquinaria debía salir desde Sevilla con destino al Centro de Salud José María Ferez Farah de la citada localidad colombiana. Sin embargo, en marzo de 2009, la gerente de este centro afirmó a ABC que «nunca hemos sabido nada de Sevilla» y que «ese equipo nos lo mandó la Gerencia de Mantenimiento Hospitalario» del Departamento del Atlántico de Colombia. Así aparece, de hecho, reflejado en el pliego de condiciones para el proceso de contratación directa de este organismo en 2007. Y lo confirmaron Yesenia Jiménez Zárate, que era la jefa de Planeación y Turismo del Ayuntamiento de Usiacurí, y la propia alcaldesa del municipio, Mónica Urueta Torrealba. «Desde España no hemos recibido nada. En el Centro de Salud hay un equipo de analítica sanguínea, pero lo envió la Secretaría de Salud».
Una casa en La Habana
Algo parecido ocurrió con el proyecto denominado «recuperación del centro histórico, San Ignacio 414, La Habana». Se trataba de la rehabilitación de una casa en la capital cubana para convertirla en viviendas sociales. El inmueble, curiosamente, pertenecía a un español al que la Revolución se lo expropió. Y el gerente de la Fundación DeSevilla llegó a visitar el lugar antes de las obras junto con Carlos Vázquez. Ambos fueron recibidos por el Historiador de La Habana. En la fachada se colocó después un cartel con el logotipo del Ayuntamiento sevillano anunciando su restauración, para la que se destinaban 120.196 euros. Pero la fundación acabó renunciando también a este dinero. Y la casa se rehabilitó. ¿Quién pagó esa obra? El misterio aún no se ha resuelto.
El Injuve de Nicaragua
Fue la primera subvención seguida por ABC. Desde el diario La Prensa de Managua se informó de que la donación de Sevilla, cifrada en 216.760 euros para la adquisición de ordenadores, motocicletas, equipo de serigrafía y camionetas para el Instituto de la Juventud sandinista, no estaba recogida en el Rubro General de la República, algo a lo que obliga la ley nicaragüense. Este periódico confirmó este extremo y se puso en contacto con los responsables del Injuve y con miembros de la Contraloría de Nicaragua, que terminaron aclarando que esa donación no se podía recibir. Pero la Fundación ha presentado varias facturas en este caso y, paradójicamente, ha renunciado al dinero.
Redvivir en Colombia
Muy polémico fue también el proyecto «para el fortalecimiento organizativo de la Vereda de Puerto Brasil, en Viotá, Colombia». El dinero, 81.378 euros, iba destinado a la ONG Redvivir, gestionada por Jaime Cedano, una persona a la que el exguerrillero de las Farc encarcelado en Bogotá Raúl Agudelo, alias Olivo Saldaña, señaló en una entrevista radiofónica como «miembro activo» de esta organización. ABC se puso en contacto con Cedano, quien negó tal vinculación y mantuvo que el proyecto se haría cuando la Fundación le diera el dinero. Pero finalmente también se renunció a esta cantidad.
El Ajedrez
Este caso ya pertenece a la subvención dada por Torrijos a DeSevilla en 2009. Fue denunciado por el concejal del PP Beltrán Pérez, quien explicó que se trataba de una ayuda para un software de ajedrez de un miembro de Cedespaz, otro organismo ampliamente subvencionado por IU. Actualmente esta ayuda consta como «no ejecutada».
Estos son, a vuelapluma, algunos de los casos más célebres de esta polémica gestión de la cooperación directa al desarrollo que se convirtió en uno de los grandes escándalos de la política sevillana en el anterior mandato. Y que parece que va a seguir dando titulares, aunque ahora desde los juzgados.
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