Escudo de La Habana |
El 16 de noviembre de 1519 los colonizadores españoles fundaron la villa San Cristóbal de La Habana, y justo en el sitio donde se ubica ahora el Templete se celebró el primer cabildo y la primera misa.
Muchos son los lugares que distinguen a la urbe y recuerdan un pasado de casi cinco siglos: el Castillo de los Tres Reyes del Morro, el de la Real Fuerza, asi como la Catedral de La Habana figuran entre ellos.
Otros detalles aluden también a la historia y la tradición: es el caso de la estatua de la Giraldilla, símbolo de la ciudad, y el malecón habanero, amplio muro de más de cinco kilómetros de longitud que separa aquí la tierra firme del mar.
Una leyenda que habla de amor:
La Giraldilla |
Cuenta la tradición que doña Isabel del Bobadilla esperaba a su esposo, Hernando de Soto, durante largas horas por años enteros, en la torre de vigía (la atalaya) del Castillo de la Real Fuerza, que por aquel entonces era vivienda del gobernador de Cuba. Aquella larga espera convirtió a Isabel en un personaje legendario, que oteaba el horizonte e intentaba descubrir, más allá del alcance de su vista, las naves que traerían a su esposo de regreso al hogar. Dicen que la enamorada murió, finalmente, de amor. Unos años más tarde un artista habanero de origen canario, Gerónimo Martín Pinzón (1607-1649), -a quien define el restaurador y arquitecto don Joaquín Weiis, en su obra La Arquitectura Colonial en Cuba como artífice, fundidor y escultor-, se inspiró en aquella mujer que era un símbolo de la fidelidad conyugal y la esperanza y esculpió una figura en su recuerdo. El gobernador de la ciudad don Juan Bitrián Viamonte, cuyo mandato abarcó desde 1630 al 34, mandó a fundir la escultura en bronce y colocarla, a modo de veleta, sobre la torre añadida poco tiempo después al castillo. El gobernador Bitrán bautizó la veleta con el nombre de Giraldilla, en recuerdo de la Giralda de su ciudad natal, Sevilla. Así, la Giraldilla se fue convirtiendo en el símbolo de la ciudad de La Habana, por tradición y por su historia, con matices de leyenda y de historia de amor.
En la torrecilla cilíndrica que sirve de vigía y que se construyó en el extremo del baluarte Noroeste, se alza contra viento, lluvia y sol, una estilizada figulina que actualmente no es la original, sino una copia realizada con gran rigor estético, pues la verdadera Giraldilla se conserva en el Museo de la Ciudad, para preservarla de los rigores de agentes externos que llegarían a destruirla. En la escultura aparece el nombre del gobernador que ordenó se fundiera en bronce. La figura es la de una bella muchacha vestida a la usanza del renacimiento español y con la Cruz de Calatrava en una de sus manos que, según palabras del doctor Manuel Pérez Beato, en su obra Rectificaciones históricas, editada en La Habana, en 1943,
La tradicion: Las tres vueltas a la Ceiba
Esta tradición que el tiempo no ha podido opacar, convoca a cientos de habaneros que rondan en silencio la ceiba del Templete para solicitarle al santo patrón el cumplimiento de tres deseos.
La ceiba en cuestion es legendario arbol que se encuentra en el Templete, la costumbre es darle tres vueltas , arrojando monedas y piediendole al Santo Patron San Cristobal tres deseos, uno por cada vuelta a la Ceiba.
Aunque lejos, yo tambien quiero esta noche darle tres vueltas a esa Ceiba de mis recuerdos y pedir mis tres deseos, para Cuba: Libertad, Democracia y Prosperidad !!!
Datos historicos de Mario Marti
Photos de Google.
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