, Madrid | 20/01/2012
Entrevista con el ex preso político José Daniel Ferrer García, del Grupo de los 75, y coordinador de la organización opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), a la que pertenecía Wilman Villar Mendoza.
Como coordinador de la UNPACU, la organización de la cual era miembro Wilman Villar Mendoza, ¿cuál es tu posición frente a la muerte de este opositor tras casi dos meses en huelga de hambre?
Nuestra primera respuesta es denunciar públicamente que esto es un nuevo asesinato del régimen castrista. Esta muerte era evitable desde un inicio. Las protestas nuestras, de la Damas de Blanco por un lado, y de los activistas de UNPACU por el otro, lo demuestran. En vez de atenderle debidamente, lo que hicieron fue detener arbitrariamente y golpear a quienes estábamos exigiendo que le diesen adecuada atención.
Lo llevaron a una celda de castigo, lo confinaron allí, lo desnudaron, y le hicieron contraer la neumonía y le sacaron de allí cuando ya era insalvable, cuando la sepsis estaba generalizada. Sin duda, como ocurrió con Zapata, le mataron. Le matan el régimen castrista y sus carceleros —que son a imagen y semejanza de quienes lo dirigen— ante el creciente activismo de la oposición.
Recordemos que nuestra intención es masificar al ritmo más rápido posible la lucha pacífica, no violenta, a favor de la democracia y la libertad en Cuba. Modestia aparte, lo estamos logrando porque cada día se integran más jóvenes, más personas, y tenemos mayor simpatía de la población.
¿Cuál es la situación de la oposición en estos momentos?
La represión del régimen va en aumento, al punto de poner en peligro con sus golpizas la vida de nuestros activistas. Rafael Cabrera Montoya recibió tal golpiza ante el Poder Popular de Palma Soriano, que testigos oculares nos afirman que le dieron con cascos, con palos y hasta con cadenas. Y a las Damas de Blanco las han golpeado de tal manera que hay una con problemas en las vertebras cervicales.
La actitud se corresponde con las amenazas que el dictador Raúl Castro ha estado pronunciando públicamente. Ha dicho en muchas ocasiones de que “hay que tener mano dura” con lo que ellos llaman “contrarrevolucionarios, mercenarios…”.
Esta es la manera que tiene la dictadura de decir: “Nosotros no entendemos sus reclamos, y le damos asistencia médica a quien queremos, y dejamos morir a quien nos dé la gana”.
No les preocupa que cuando la muerte de Orlando Zapata Tamayo se hayan alzado más de 60.000 voces de ciudadanos, intelectuales, artistas, personalidades, condenándola. El mensaje es: “Tenemos el poder, los tanques, las armas, los recursos, y aplastamos a quien haya que aplastar”.
¿Qué pasará con la familia de Wilman?
Wilman deja huérfanas a dos niñas pequeñas: Geormar, de siete años, y Wilmaris, de siete años. La primera es asmática, la segunda es epiléptica. Deja viuda a su esposa, Maritza Pelegrino, quien queda en una situación muy difícil.
Wilman era el sostén de la familia, trabajando en cuanto trabajito apareciera: de carpintería, zapatería, vendiendo productos alimenticios... Tratando de subsistir y mantener a su familia de una manera honrada. Wilman fue bautizado por la Iglesia Bautista de Contramaestre.
Este matrimonio, muy unido, va a ser calumniado, porque desde que estaba en el hospital los agentes de policía política venían difamando. Decían que Wilman venía enfermo desde la calle, y que eso era una bacteria que traía y había desarrollado en la prisión. Como que no lo mataron allí en el calabozo.
Tenemos experiencia de cómo difaman y calumnian. Como hicieron con Fariñas y con Zapata. Queremos alertar sobre cualquier manipulación, ataque, calumnia, sobre este joven, víctima de la crueldad de la tiranía, de los carceleros de Aguadores y de la policía política en Santiago de Cuba.
¿Hasta qué punto crees que podría llegar el Gobierno cubano ante las acciones de la oposición?
Estoy seguro de que Raúl Castro, como su hermano, personas enfermas, con un ego desmedido, con un apego al poder que no tiene límites, estarían dispuestos incluso a un baño de sangre con tal de no perder el control de la nación.
Si en este momento tuviéramos capacidad de movilizar a la población para protestar —solo podemos movilizar a cientos de activistas en el oriente del país—; si tuviéramos medios de prensa, mecanismos para convocar a la población, y esta saliese, Raúl Castro haría de oriente un Tiannamen, echaría los tanques a la calle, sin pensarlo dos veces.
Que los soldados disparen y cumplan las órdenes, eso no sé si sucedería, pero sí sé que él lo ordenaría. Es una tiranía cruel, un régimen malvado, y están dispuestos a cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder.
Nosotros también estamos dispuestos a dar nuestras vidas con tal de ver a Cuba libre, democrática, justa y próspera. Por eso vamos a continuar, y nuestros activistas siguen siendo víctimas de golpizas, de detenciones arbitrarias, de agresiones que ponen en riesgo su vida. Hemos tenido activistas que han recibido machetazos, heridas con tijera, palos, golpes con barras metálicas. Están arriesgando su vida una y otra vez, y también perdiéndola como Zapata, Wilman, Wilfredo Soto, la misma Laura. La muerte de ella fue bastante dudosa, la forma en que se desarrolló la infección que la mató, y también la atención que tuvo, la manipulación que se intentó con sus funerales —como lo están haciendo ahora con Wilman, y como quisieron hacerlo con Zapata.
Estamos en presencia de un régimen criminal y nada bueno se puede esperar de él.
Como coordinador de la UNPACU, la organización de la cual era miembro Wilman Villar Mendoza, ¿cuál es tu posición frente a la muerte de este opositor tras casi dos meses en huelga de hambre?
Nuestra primera respuesta es denunciar públicamente que esto es un nuevo asesinato del régimen castrista. Esta muerte era evitable desde un inicio. Las protestas nuestras, de la Damas de Blanco por un lado, y de los activistas de UNPACU por el otro, lo demuestran. En vez de atenderle debidamente, lo que hicieron fue detener arbitrariamente y golpear a quienes estábamos exigiendo que le diesen adecuada atención.
Lo llevaron a una celda de castigo, lo confinaron allí, lo desnudaron, y le hicieron contraer la neumonía y le sacaron de allí cuando ya era insalvable, cuando la sepsis estaba generalizada. Sin duda, como ocurrió con Zapata, le mataron. Le matan el régimen castrista y sus carceleros —que son a imagen y semejanza de quienes lo dirigen— ante el creciente activismo de la oposición.
Recordemos que nuestra intención es masificar al ritmo más rápido posible la lucha pacífica, no violenta, a favor de la democracia y la libertad en Cuba. Modestia aparte, lo estamos logrando porque cada día se integran más jóvenes, más personas, y tenemos mayor simpatía de la población.
¿Cuál es la situación de la oposición en estos momentos?
La represión del régimen va en aumento, al punto de poner en peligro con sus golpizas la vida de nuestros activistas. Rafael Cabrera Montoya recibió tal golpiza ante el Poder Popular de Palma Soriano, que testigos oculares nos afirman que le dieron con cascos, con palos y hasta con cadenas. Y a las Damas de Blanco las han golpeado de tal manera que hay una con problemas en las vertebras cervicales.
La actitud se corresponde con las amenazas que el dictador Raúl Castro ha estado pronunciando públicamente. Ha dicho en muchas ocasiones de que “hay que tener mano dura” con lo que ellos llaman “contrarrevolucionarios, mercenarios…”.
Esta es la manera que tiene la dictadura de decir: “Nosotros no entendemos sus reclamos, y le damos asistencia médica a quien queremos, y dejamos morir a quien nos dé la gana”.
No les preocupa que cuando la muerte de Orlando Zapata Tamayo se hayan alzado más de 60.000 voces de ciudadanos, intelectuales, artistas, personalidades, condenándola. El mensaje es: “Tenemos el poder, los tanques, las armas, los recursos, y aplastamos a quien haya que aplastar”.
¿Qué pasará con la familia de Wilman?
Wilman deja huérfanas a dos niñas pequeñas: Geormar, de siete años, y Wilmaris, de siete años. La primera es asmática, la segunda es epiléptica. Deja viuda a su esposa, Maritza Pelegrino, quien queda en una situación muy difícil.
Wilman era el sostén de la familia, trabajando en cuanto trabajito apareciera: de carpintería, zapatería, vendiendo productos alimenticios... Tratando de subsistir y mantener a su familia de una manera honrada. Wilman fue bautizado por la Iglesia Bautista de Contramaestre.
Este matrimonio, muy unido, va a ser calumniado, porque desde que estaba en el hospital los agentes de policía política venían difamando. Decían que Wilman venía enfermo desde la calle, y que eso era una bacteria que traía y había desarrollado en la prisión. Como que no lo mataron allí en el calabozo.
Tenemos experiencia de cómo difaman y calumnian. Como hicieron con Fariñas y con Zapata. Queremos alertar sobre cualquier manipulación, ataque, calumnia, sobre este joven, víctima de la crueldad de la tiranía, de los carceleros de Aguadores y de la policía política en Santiago de Cuba.
¿Hasta qué punto crees que podría llegar el Gobierno cubano ante las acciones de la oposición?
Estoy seguro de que Raúl Castro, como su hermano, personas enfermas, con un ego desmedido, con un apego al poder que no tiene límites, estarían dispuestos incluso a un baño de sangre con tal de no perder el control de la nación.
Si en este momento tuviéramos capacidad de movilizar a la población para protestar —solo podemos movilizar a cientos de activistas en el oriente del país—; si tuviéramos medios de prensa, mecanismos para convocar a la población, y esta saliese, Raúl Castro haría de oriente un Tiannamen, echaría los tanques a la calle, sin pensarlo dos veces.
Que los soldados disparen y cumplan las órdenes, eso no sé si sucedería, pero sí sé que él lo ordenaría. Es una tiranía cruel, un régimen malvado, y están dispuestos a cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder.
Nosotros también estamos dispuestos a dar nuestras vidas con tal de ver a Cuba libre, democrática, justa y próspera. Por eso vamos a continuar, y nuestros activistas siguen siendo víctimas de golpizas, de detenciones arbitrarias, de agresiones que ponen en riesgo su vida. Hemos tenido activistas que han recibido machetazos, heridas con tijera, palos, golpes con barras metálicas. Están arriesgando su vida una y otra vez, y también perdiéndola como Zapata, Wilman, Wilfredo Soto, la misma Laura. La muerte de ella fue bastante dudosa, la forma en que se desarrolló la infección que la mató, y también la atención que tuvo, la manipulación que se intentó con sus funerales —como lo están haciendo ahora con Wilman, y como quisieron hacerlo con Zapata.
Estamos en presencia de un régimen criminal y nada bueno se puede esperar de él.
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